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27 Lo cambiaré, todo lo cambiaré. Pero no sucederá hasta que venga el que castiga, aquel al que he elegido.

28 »En cuanto a los amonitas y sus insultos, esto es lo que les dice el Señor DIOS:

»¡Una espada!
    Una espada está desenfundada para la matanza.
Está afilada para devorar
    y centellear como un rayo.
29 Tus visiones son falsas
    y tus predicciones no te servirán,
    pues son un sartal de mentiras.
La espada está ahora en el cuello de los perversos
    y ellos terminarán siendo sólo cadáveres.
    Llegó la hora de tu castigo final.

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